La experiencia participativa a lo largo de muchos años en diferentes colectivos sociales y en entidades asociativas profesionales me ha permitido poder contrastar las distintas dificultades por las que se suelen atravesar en los procesos de comunicación, y consecuentemente, de relación entre los integrantes de las mismos.
Uno de los aspectos más complejos suele ser la toma de decisiones, debido en parte a los estereotipos que representamos y a las actuaciones de poder que ejercemos, consciente o inconscientemente, en nuestras intervenciones.
Sin lugar a dudas, cuando ejercemos el método sociocrático, la evidencia en los procesos de comunicación y de decisión se ven claramente beneficiados y se manifiesta en la concreción de los objetivos, así como, cuando sentimos acercarnos en la dirección de nuestras metas.
Siento lo gratificante que resulta poderse expresar de forma altruista y fraternal, entre personas que persiguen el bien propio a través del bien común; esta cualidad es propia del método sociocrático, en el cual todos encontramos nuestro espacio de forma equitativa y transparente, sin miedos y sin riego de tomar decisiones que vengan determinadas por propuestas egóicas.